
Historia de Camilo Aldao
Por la Prof. Rosmary Bandiera.
(Trabajo presentado en el Museo de Camilo Aldao)
El primer poblador de Camilo Aldao fue Don Goyo Rosales.
Según testimonios orales, antes de que llegaran los primeros colonos, ya habitaban una precaria vivienda próxima al lugar en el que actualmente se halla ubicada la casa de la familia Caperone, sobre Ruta 12.
Cuenta Martín José Lasa (Tincho) refiriéndose al viaje realizado por su abuelo a Colonia Elisa, para ocupar las tierras que habían adquirido: "...durante el trayecto los sorprende la noche y se pierden, iban cortando campo, cuando distinguen una tenue luz; orientan su camino hacia ella y se encuentran con un despacho de bebidas construido de adobe con techo de paja. Esa era la única construcción que existía en el lugar. Allí encontraron al patrón y tres paisanos bebiendo y tocando la guitarra. Enterados que habían llegado a destino solicitan permiso para pasar la noche. Al aclarar siguieron viaje hacia el campo..."
Por su parte , respecto de la colocación de la piedra fundamental de la pirámide, don Oscar Caminotti, declara: “Don José María Aldao ordenó que se preparara el barro, agua no teníamos a mano, había que ir a buscarla hasta el rancho de don Gregorio Rosales...”, lo que nos certifica que ese rancho existía antes de que se fundara el pueblo.
Don Gregorio Rosales firmó como testigo de nacimientos y defunciones. Estaba casado con Clara Olmos con la que tuvo siete hijos. Muchos de sus descendientes actualmente residen en Corral de Bustos.
Un primo hermano de Don Goyo, Teodoro Rosales, se radicó en Camilo Aldao poco después de su fundación. Casado con Paula Bustos, sus hijos: Raimundo, Bernardo Gregorio, Pedro, Clemente, Teodoro y Josefa vivieron y murieron en Camilo Aldao. El mayor de ellos, Raimundo, militó en el partido Demócrata y fue Comisario del Pueblo; pero, en general, los Rosales fueron conductores de carros Habsburgos: transportaban cereales a las estaciones de ferrocarriles y regresaban con mercaderías.
Teodoro Rosales había adquirido una manzana de tierra en el sector noroeste del pueblo, donde aún residen sus descendientes.
Los Rosales eran nativos de Merlo en la provincia de San Luis, pasaron luego a Pergamino, se supone que como arrieros, luego a Cruz Alta para finalmente asentarse a Camilo Aldao.
PRIMEROS POBLADORES:
LADRILLEROS Y ALBAÑILES
Cuando el pueblo comienza a delinearse, arriban desde distintos lugares, inmigrantes, generalmente italianos, hábiles en la fabricación de ladrillos y en tareas de construcción.
Así llega don Alberto Rondi a Colonia Elisa. Nació en Lombardía, Italia, en 1865, es en Francia donde aprende los trabajos de albañilería. Ya fallecidos sus padres, en 1888 desembarca en Buenos Aires. Solía contar que había presenciado el cortejo fúnebre de Sarmiento hacia el cementerio de la Recoleta.
Poco después de su arribo formó parte del contingente de obreros que construyó el puente internacional Paso de los Libres-Uruguayana, mientras que en Córdoba trabajó en la construcción de la cárcel Penitenciaria en el Barrio San Martín.
Pasó luego a Cruz Alta y desde allí a Colonia Elisa, donde arribó en mayo de 1894. Vino a fabricar 300.000 ladrillos, necesarios para las primeras construcciones. Posteriormente se dedicó a la albañilería. Junto a José Ronchini, Lépore, Gandiglio, Geissel, bajo las órdenes de Baravaglio, participó en la construcción de la iglesia, la pirámide, la casa de la administración y muchas obras más y con Ronchini realizó los 27 primeros nichos del cementerio.
Aquí se casa con Dominga Gariglio con la que tiene siete hijos: Desiderio, Bartolomé, Alberto, Lucía, Emilio, Ana y Nelia (Alberto y Nelia fallecidos a poco nacer). Ya adultos sus hijos varones siguieron el oficio del padre dedicándose a la albañilería, realizando todo tipo de obras, en el pueblo, zona rural y otras localidades.
La familia Rondi primeramente habitó una vivienda sobre la calle Belgrano, hasta que en 1911 adquirió la propiedad que aún conserva en las calles Urquiza y Libertad.
Don Alberto Rondi falleció en 1948 y está sepultado en nuestro pueblo. El apellido Rondi figura en nuestra localidad desde nuestros orígenes como pionero en la industria de la construcción.
Otro de los primeros ladrilleros fue Don Francisco Antonioli, italiano de Cuneo, Piamonte, quien llega a la Argentina casado con María Porch. Primeramente, el matrimonio Antonioli se radica en Cañada de Gómez, lugar en el que trabajan como sepulteros, desde allí pasan a Armstrong donde adquieren los carros con los que transportaban mercaderías desde Armstrong a Laborde, pasando por este lugar, ya que el camino atravesaba nuestro actual pueblo. Poco tiempo después de fundarse éste, deciden radicarse definitivamente aquí y dedicarse a la fabricación de ladrillos, para ello adquieren dos manzanas y medias de terreno en el sector noreste.
El matrimonio Antonioli tuvo cinco hijos: Juan, casado luego con María Viano, Carlos, Teodolina , Ángela y Francisco.
En el año 1895, son Francisco Antonioli firma un acta de nacimiento como testigo, tenía en ese entonces 59 años. La vivienda original de la familia aún se conserva y es propiedad de su nieto Clemente Antonioli.
La familia Pogliano llega aproximadamente en 1892 a la Colonia Cassinotti para trabajar en tareas de campo.
Poco tiempo después, ya fundado Camilo Aldao, adquieren dos manzanas en el sector noreste del mismo, donde levantan su vivienda; partes de dichos terrenos son conservados aún por sus descendientes.
Angel Pogliano y Ana María Cena fueron padres de ocho hijos: Antonio, Ernesta, Teresa, Isidoro, Dominga, Eugenio, Esteban y María.
A través de los matrimonios de sus hijos, los Pogliano logran emparentarse con las familias: Datto, Oldani, Danielli, Rabia, Ronchini, Nant, todos ellos dedicados directa o indirectamente a trabajos de albañilería. Puede decirse que junto a Rondi, constituyeron los pilares del nacimiento y crecimiento edilicio de Camilo Aldao.
José Datto y María Grande, italianos de Salluzo, Piamonte, arriban a Camilo Aldao provenientes de San Genaro, Santa Fe, con sus hijos: Juan, Esteban y Ludovico. En el año 1900, anotan en el registro de defunciones la muerte de Ludovico de siete años. José Datto tenía en ese entonces 44 años y su esposa 39.
Esteban Datto vive primero en Camilo Aldao, radicándose luego en Los Surgentes, mientras que Juan Datto, casado con Ernesta Pogliano, la mayor de las hijas de don Ángel Pogliano, se dedicará a la albañilería. Construye su vivienda en Camilo Aldao, donde transcurre su vida rodeado de una numerosa familia.
HERREROS Y CARPINTEROS
Las herrerías y las carpinterías resultaron imprescindibles para subsanar necesidades y brindar comodidades a los habitantes, tanto del campo como de los centros poblados. Fueron el complemento obligado de la albañilería, de los medios de transporte y de otras necesidades básicas que la vida doméstica de ese entonces imponía.
El primer carpintero del pueblo de Camilo Aldao, recién fundado fue don Pedro Francisco Scolari. Italiano, de Trieste, casado con Dominga Bonomi, escritura en terreno en el sector norte sobre Boulevard José María Aldao, en 1896. Allí construyó una vivienda muy amplia que abarcaba toda la esquina, en la que vivió hasta su muerte.
El matrimonio Scolari provenía de Las Leñas en la provincia de Córdoba. Sus hijos, José, León, Antonio, Pedro, Francisco, Rómulo, Pedro Francisco, Magdalena y Teresa, emparentados con las familias: Zócolla, Caperone, Nant,
Cortassa, legaron a Camilo Aldao una numerosa descendencia.
Francisco Scolari, fundó la herrería “La sin Rival” en el año 1907, actualmente propiedad de los hermanos Ferreti.
Su hijo Viyi, a quien vemos conduciendo una moto, fue un mecánico prestigio y corredor de autos Ford “T”.
Pedro Francisco, también conocido como Bartolo Scolari, también fue mecánico, corredor de autos, concejal municipal e intendente.
Rómulo Scolari, fundó la Casa “Scolari y Nant”, en el año 1917, que aún pertenece a la familia. Dicha firma comercial está considerada como la más antigua de Camilo Aldao.
La herrería y carpintería de Lorenzo y Domingo Bergia, fue una de las más importantes hacia 1900. Se hallaba instalada sobre el Boulevard José M. Aldao, esquina Urquiza, propiedad que sigue perteneciendo a la familia.
Lorenzo Bergia estaba casado con Dominga Garzino, cuyos hijos: Santiago y Catalina, no dejaron descendientes en el pueblo. Domingo Bergia, por su parte, regresó a Italia.
La familia Bergia que reside en nuestro pueblo desciende de Don Pedro Bergia, sobrino de los anteriores. Casado con Lucía Sabino fue padre de Ana, Armando, Modesto y Adelaida.
Al finalizar la década del 20, vecina a la herrería de los Bergia, en el edificio que ocupa actualmente la firma Scolari y Nant, se hallaba instalada la carpintería de Don Pedro Marpillero. Los dos Pedros, Bergia y Marpillero, fueron grandes amigos, llegando, no sólo a prestarse las herramientas, sino también los empleados.
Don Pedro Mario Marpillero fue el segundo hijo de don Vicente Valerio Marpillero y de doña Lucía Ciani, ambos italianos.
Este matrimonio arriba al puerto de Buenos Aires en 1898 con un hijo pequeño, Vicente Antonio. Ya en Camilo Aldao, don Vicente Valerio se va a dedicar al trabajo de albañilería. Su primer domicilio estaba ubicado cerca de la casa de don Alberto Rondi.
De los cuatro hijos varones del matrimonio Marpillero, Vicente, Pedro, Juan y Lorenzo, solamente Pedro va a formar su familia en Camilo Aldao, ya que los otros hermanos, mueren siendo muy jóvenes.
La carpintería de don Pedro Marpillero funcionaba en nuestro pueblo desde el año 1922, primero donde actualmente se hallan ubicados los asadores del club Boca Juniors, luego en la actual casa Scolari y Nant; allí se emplea un motor a nafta que, en ciertas oportunidades se usaba como generador de energía del proyector de cine del Señor Armato. En el año 1936, se amplía y construye su taller en el lugar donde funciona actualmente.
Otras herrerías anteriores a 1900 fueron las instaladas por don Pedro Bonansea y don Bartolomé Castagnetto. Don Pedro Bonansea, italiano de Pinerolo, Piamonte, llega a Camilo Aldao en 1898. Aquí ya residía su hermano José, quien era propietario de campos en la Colonia Elisa. Juntos trabajan como carpinteros y herreros. Ocupaban la esquina de Italia y Tres de Febrero.
Don Pedro Bonansea se casa con Polonia Carignano con la que tuvo seis hijos: Pedro, José, Juan, Herminio, Lidia y Atilio. El Doctor Atilio Bonansea fue el primer médico nativo de Camilo Aldao.
Por su parte, en la misma época que don Pedro Bonansea, 1898, don Bartolomé Castagnetto instala una herrería en el edificio de su propiedad, sobre Boulevard José María Aldao, que aún se mantiene en su estado original.
Don Bartolomé Castagnetto, italiano, genovés, había llegado a Argentina pocos años antes, llamado por su tío Santiago Castagnetto, para trabajar campos en la Colonia Elisa, pero al cabo de un tiempo decide cambiar las tareas agrarias por las de herrero. Casado con Ana Sosso, italiana del Piamonte, funda una familia compuesta por nueve hijos: Bartolomé, Rosalía, Carlos, Clotilde, Anita, Herminia, Esther , Enrique y Federico. Los hijos varones siguieron el oficio del padre, trabajando en la herrería familiar.
Los Castagnetto también fueron propietarios de una de las primeras máquinas trilladoras a vapor.
La señora Herminia Concepción Castagnetto dedicó toda su vida a la docencia. Primero como maestra de la Escuela Fiscal y luego como maestra y directora de su escuela particular “General Manuel Belgrano”, en la que instruyeron y evangelizaron cientos de niños camilenses.
JORNALEROS Y AGRICULTORES
Muchas de las primeras firmas registradas en los primeros libros del Registro Civil identifican a personas que trabajan como “jornaleros”. Se les llamaba jornaleros a todos aquellos que no tenían una profesión fija, y por lo tanto se dedicaban a tareas diversificadas.
Figura como “jornalero” Don Miguel Bertone, quién desde los primeros tiempos de la fundación del pueblo, fue cochero y hombre de confianza de la Casa de la Administración. Su trabajo consistía en conducir el coche de caballos que llevaba y traía a los posibles compradores de lotes en Colonia Elisa. Por su correcto desempeño, don José María Aldao lo había premiado regalándole una manzana de tierra en el sector suroeste del pueblo, propiedad actual del Señor Omar Bonansea.
Posteriormente, don Miguel Bertone fue contratado para realizar trabajos en distintos campos de la Colonia Elisa y Colonias vecinas. Estaba casado con Lucía Gastaldi, que era viuda de Dellacroce y madre de tres hijos: Catalina, Bautista y Luis Dellacroce. Con don Miguel Bertone doña Lucía tuvo seis hijos más: Margarita, Pedro, José , Juan, Antonio y Rosa. La familia Bertone vivía en la calle Libertad en una casa que aún existe, propiedad actual de la familia Viola.
Figuran como jornaleros también los apellidos: Urrutia, Castillo, Gigante, Gorosito, Rodríguez, Rivero, Testa, Navarro y Montenegro, todos registrados como primeros habitantes de un pueblo recién fundado.
La familia Urrutia y la familia Castillo se hallaban emparentadas por el matrimonio de Vitorino Castillo con María Urrutia. El primer Urrutia que habitó Camilo Aldao, Martín, adquiere media manzana de tierra en el sector suroeste del pueblo, que escritura en 1896. Allí levanta una vivienda que luego habitará su hijo Miguel Benancio, y que aún pertenece a la familia.
Martín Urrutia era Uruguayo y estaba casado con Mercedes Lamique. Sus hijos: Miguel Benancio, Mercedes, Genoveva y María nacieron todos en Camilo Aldao y muchos de sus descendientes residen en este pueblo. Miguel, hasta su muerte fue el “pocero” de Camilo Aldao. Recordaba, entre otros trabajos importantes, haber cavado el terreno que ocupó la pileta del Club Juventud Unida. Tenía un dicho... "pobre y fiero, pero buen pocero"...
Igual que Urrutia el apellido Castillo data de 1896, año en que Don Ventura, que provenía de Villa Nueva, en la provincia de Córdoba, escritura una propiedad ubicada en el sector sureste de Camilo Aldao, terrenos que aún conserva la familia.
Don Ventura Castillo y su esposa María Altamirano fueron padre de tres hijos: Victorino, casado con María Urrutia, Juana, casada con Tomás Nievas y Fortunato, casado con Rosa Gomez. Los apellidos: Castillo, Nievas y Gomez tienen más de 108 años de permanencia en Camilo Aldao.
Ignacio Pedro Nant, 24 años, soltero, jornalero, francés. Así figura en un Acta de Nacimiento del año 1897, en la que don Ignacio firma como testigo. Había llegado a Cruz Alta desde San Antonio de Areco, para luego asentarse definitivamente en Camilo Aldao.
Estando aquí, se casa con Josefa Nant, matrimonio del que nacieron quince hijos: Pedro, Juan, Carlos, Inés, Ernesto, Hilda, Roberto, Alberto, Enrique, Velia, Ignacio, Marcelo, Luisa, Raul y Adolfo. (Roberto, Alberto y Adolfo, fallecidos.)
Para poder sostener el mantenimiento de tan numerosa familia, don Ignacio trabajaba como carnicero, y en su vivienda, una gran casona ubicada sobre Boulevard José María Aldao, (lugar de la vivienda de la familia Zago) cultivaba una huerta y poseia variedades de frutales.
En el sector sureste del pueblo, lindando con los primeros campos, se conserva la vivienda original que habitara la familia Navarro hace más de cien años. Allí vivieron: don Anastasio Navarro, su esposa, Gualberta Ruiz y sus tres hijos: Celedonia, Ramón y Vicente.
Los Navarro, originarios de Santiago del Estero, llegan a Camilo Aldao antes de sus fundación, trabajando como empleados de don José Maria Aldao.
De Vicente Navarro y Eusebia Olariaga descienden las familias Navarro que habitan nuestro pueblo, fundadores de uno de los centros tradicionalistas de la localidad.
Celedonia Navarro, su esposo Mariano Montenegro y sus hijos, trabajaron primero, en la Casa de la Administración y luego fueron puesteros de la estancia “La Elvira”, empleados de confianza de Carlos del Campo y de su esposa Elvira Moreno. Posteriormente, habitaron una vivienda ubicada en el sector sureste que ya no existe. Ambas familias: Navarro y Montenegro, vieron nacer a Camilo Aldao y le legaron al pueblo varias generaciones de descendientes.
José Testa y su esposa Julia Giovanoli, italianos de Milán, residieron en Camilo Aldao desde antes de 1898, puesto que don José Testa, de 35 años, jornalero, el 3 de febrero de 1898 registra a su hija Marcelina. Hijos del matrimonio Testa-Giovanoli fueron: Carlos Borromeo, casado con Angela Bollati, María con Pedro Preto, Marcelina y Luis, casados con Dante y María Dusso, respectivamente.
Los Testa poseían una gran casa con tapial y enredaderas, en el centro del pueblo, sobre las calles Aristóbulo del Valle y Sargento Cabral; parte de ese terreno aún conservan sus descendientes.
En esa casa funcionó durante varias décadas la “Academia de Corte y Confección de la Sra. Marcelina”, allí se confeccionaban trajes de calle, de novias y de fiestas, y allí muchas señoritas aprendieron el oficio de “modista”, imprescindible para la época.
Las familias camilenses: Rodríguez, Rivero y Gorosito, están vinculadas entre sí a través de los apellidos Murúa y Garay.
Doroteo Rodríguez Moreno y su esposa Natividad Murúa, provenían del Saladillo, donde la familia Murúa tenía su residencia y su trabajo de fortineros. Los padres de don Doroteo fueron: Emeterio Rodríguez, (español) y Carmen Moreno (argentina) emparentada con Mariano Moreno, prócer de la Revolución de Mayo de 1810.
El matrimonio Rodríguez-Murúa llegó a Camilo Aldao antes de 1898, con varios hijos pequeños: Carmen, Dorolisa, Francisca, Doroteo, Emeterio, Agustín, Jesús; en Camilo Aldao nacen: Bernardo, Visitación, Hortensia, Juan y Victor.
Emeterio Rodríguez, fue conductor de carros y oficial a cargo del destacamento de policía local. Radical desde los inicios, militó activamente en comisiones partidarias.
Juan Rodríguez, músico innato, guitarrero y cantor, transmitió a sus hijos el amor a la música que ellos supieron transformar en profesión. Todos los hijos de don Juan Rodríguez formaron parte del conjunto “Los Mensajeros” que recorrió diversos países europeos y americanos representando el folklore argentino.
Visitación Rodríguez de Garay es muy recordada en el pueblo por sus virtudes y por haber sido durante varias décadas portera de la escuela fiscal.
Nicolás Rivero, nacido en Bell Ville en 1867, llega a Camilo Aldao casado con Josefina Murúa, compra de contado la primera casa de material que se había construido en el pueblo y que estaba destinad a la instalación de un comercio, posiblemente un despacho de bebidas. Así lo indica la ochava que da al noroeste. Con la casa adquiere también cinco quintas del plano oficial del pueblo. Nicolás Rivero, fue conductor de carros y con su hijo Enrique, más tarde, trabajó en el arreo ganadero.
Del matrimonio Rivero-Murúa nacieron cinco hijos: Felipe, Valentín, Nicolás Zenón, Oscar, Rosita y Enrique.
La familia Gorosito fue fundada en Camilo Aldao por Sinforoso Gorosito que llega soltero a nuestro pueblo en 1897, y Silvia Garay, hija de don Anselmo Garay, propietario de campos en la Colonia Elisa. Este matrimonio, tuvo seis hijas mujeres: Evangelina, Delia, Eloísa, Angélica, Irma y María Aurora, y cuatro varones: Gerardo, Juan, Elpidio y Osvaldo.
La familia Gorosito desde siempre estuvo relacionada con la música y el arte. María Aurora, al igual que su sobrino, Lito Gorosito, fueron cantores de orquestas típicas camilenses.
Jornalero era también el primo de los Giganti, don Juan, italiano de Lombardía, quien llega a Camilo Aldao en 1894, cuando el pueblo recién se había fundado. Venía en busca de trabajo y de una vida mejor, puesto que había quedado viudo con varios hijos pequeños: Luis, José, Joaquín, Rosa y Romana.
De los hijos de don Juan Giganti, Luis, casado con Luisa Fioro, es el que vivió y fundó su familia en Camilo Aldao. Sus hijos: Lucía, Juan, José María y Marcelo, trabajaron en forma continua en nuestro pueblo. Los Hnos. Giganti fueron mecánicos, profesión que prosigue activa por uno de sus descendientes.
El apellido Acevedo figura en las Actas de Registro Civil desde el año 1901, cuando don Lorenzo Acevedo, vecino de este pueblo, viudo de doña Gertrudis Bustos, registra la muerte de su hija María de 17 años. Esto hace suponer que los Acevedo estaban desde antes de 1900 radicados en Camilo Aldao. Otros hijos fueron: David y Mercedes.
Don Benito Acevedo, nieto de Lorenzo, casado con Palmira Rizardo fundó una gran familia, algunos de cuyos descendientes viven y trabajan en nuestro pueblo.
Existieron algunas familias que si bien residían y trabajaban en los campos igualmente poseían lotes en el pueblo. Los ejemplos que existen documentados son los de Pablo Camisaza y de Lupo Corsi.
Pablo Camisaza estaba casado con Catalina Gilli. En febrero de 1896, escrituró la propiedad que, según sus descendientes posiblemente estaba ubicada sobre la calle Urquiza, donde vivieron los padres de Hugo Intra.
El matrimonio Camisaza, sin embargo, trabajó un campo de su propiedad en el sector noroeste de la Colonia Elisa, donde vivieron hasta su muerte. Sus hijos fueron: Magdalena, Agustín, Margarita, Delfina y Pedro. Pedro Camisaza casado con Ines Caperone, es el que ha dejado descendientes en Camilo Aldao.
Lupo Corsi, por su parte, poseía también una manzana de tierra en el pueblo, frente a los terrenos de Camisaza, donde actualmente se halla ubicada la peluquería Tomini. No obstante, se sabe por las Actas de Nacimiento o Defunciones que, entre fines del siglo XlX, vivió y trabajó en diferentes campos de "Colonia Las Hornallas" y "Colonia Elisa".
Lupo Corsi y su esposa María Soliani, italianos de Lombardía, fueron padres de una numerosa familia.
Los matrimonios de sus hijos: José, Serafina, Guillermo, Margarita, Luis, Joaquín, María, Domingo, Carmen, Anita, relacionaron a la familia Corsi con los apellidos camilenses: Vernetti, Capuchino, Ritta, Camisaza, Sabena, Scolari, Intra.
FONDEROS Y COMERCIANTES
Las antiguas fondas o restaurantes eran muy frecuentes en los pueblos de campaña puesto que prestaban un servicio elemental al viajero. Lugares de recreación y descanso fueron también centros de difusión y comentario de noticias.
Las fondas registradas antes de 1900, cuyos descendientes aún hoy residen en Camilo Aldao, fueron las de Luis Carignano, Antonio Bainotti y Juan Novero.
Don Luis Carignano y doña Paula Bonetto llegaron a Camilo Aldao en 1895, provenientes de Las Rosas, Santa Fe. Instalaron un restaurante en Tres de Febrero e Italia, actual casa de la familia Mussa, trasladado luego a la esquina de Alberione, frente a la plaza, y más tarde a la esquina de la ex farmacia Bonansea frente al Banco Provincia. Finalmente la familia adquiere su propiedad definitiva, lugar que ocupa la vivienda del Sr. Luis Bonansea. Allí cambiaron el negocio de fonda por una panadería que mantuvieron hasta 1949. El matrimonio Carignano formó una familia compuesta por diez hijos: Plácido, Polonia, Margarita, Palmira, Carlos, Angela, José, Eugenio, Aída y Quinto.
El apellido Carignano estuvo ligado a las actividades agropecuarias, a las ferias ganaderas, al cooperativismo, a negocios de tienda y bazar. Miembros de la familia Carignano fueron intendentes y concejales en Camilo Aldao.
Emparentada con la familia Carignano, la familia Bainotti, piamontesa, también instala una fonda en Camilo Aldao, antes de 1900. Estaba ubicada en el edificio que ocupa actualmente el IPEM sobre Boulevard San Martín y allí construyeron una amplia vivienda. Don Antonio Bainotti, fue fondero, almacenero y posteriormente se dedicó a la venta de carnes y embutidos de cerdos. Estaba casado con Dominga Martina con la que tuvo diez hijos: María, Catalina, Dominga, Margarita, Lucía, Alicia, Santiago, José, Luis y Domingo.
“LA FLORIDA”, era el nombre de la fonda que don Juan Novero había levantado en terrenos de su propiedad sobre Boulevard San Martín, en lugar que habita actualmente la familia Bisutti. En la misma manzana, con frente sobre la calle Italia, fabricaba ladrillos, levantando grandes hornallas. Era, por lo tanto, comerciante fondero y ladrillero. Nativo del Piamonte, Italia, había residido en la Banda Oriental del Uruguay desde donde llegó a Camilo Aldao, casado con María Baima. Sus hijos fueron: Teresa, María, José, Juan Miguel, Domingo, Enrique, Rosa y Catalina. Don Juan Novero muere trágicamente siendo aún joven.
El apellido Novero figura en las actas municipales desde 1897. Está ligado por su trabajo al comercio y al transporte. Don Florencio Novero fue, además, campeón de ciclismo y el doctor Hipólito Juan Novero el primer profesional abogado nativo de Camilo Aldao. Publicó un libro con sus anécdotas:"Iletradas anécdotas de un letrado campesino..."